domingo, 7 de julio de 2013

Valemos más.

Los inicios nunca fueron lo mío; ni los finales, de hecho, suelo ser de esas que deja trascurrir y que no deja que nada altere su destino o eso parece. Sufrir problemas de autoestima, no es fácil, y muchísimo menos si tienes una familia “ejemplar” que nunca ha tenido un mínimo problema por el aspecto físico y que tienen el autoestima más alto que el Empire State.

Siendo la más gorda de la casa donde vivo los constantes ataques vienen hacia mí, que soy un barril sin fondo, que voy a rodar, que así me voy a morir soltera y, ¿saben qué? Finjo que no me importa, en mi capa superficial, claro está, en mi otra capa de piel, es que muestro todo, que es cuando lloro y hasta recurrir a la autoflagelación (Llamado normalmente cortes, auto-heridas, entre otros términos).

Normalmente a todo este tipo de problemas nuestros padres y familiares los llaman “QUERER OBTENER ATENCIÓN” pero en realidad no saben, ni se imaginan, lo que en realidad sentimos.  En realidad, lo menos que queremos es llamar la atención. Y, ¿Luego qué? Estamos nosotras, las renegadas, las marginadas, las wallflowers. Siempre queriendo lo mejor para los demás sin darnos cuenta de nuestras necesidades, o bueno sí, las sabemos, de hecho, pero no las expresamos, entonces ¿qué pasa?, corremos a nuestras habitaciones, a llorar, a lamentarnos de todo lo que nos ha pasado, sin saber que hay un mundo allí afuera, un mundo hermoso, no obstante es el mundo que al mismo tiempo nos hace sentir así, solas. 

Estamos solas, ya que nuestras mejores amigas decidieron abandonarnos, o el amor de nuestras vidas decidió irse con otra, pero ya esas son otros historias, lo que en realidad duele en este momento es que estamos solas, pero en realidad, no sabemos cuántas personas pasan por los mismo que tú o que yo, no sabemos si de verdad estamos solas, porque solemos callarnos paro no atraer más personas a nosotras, para no preocupar a nuestros padres, para no ser una carga más porque ya con los problemas tienen mucho que pensar y una hija que se corta, que vomita y que no come sería mucho más para ellos, aunque en momentos nos den ganas de gritarle al mundo que nos sentimos mal, que queremos llorar, ¡QUE SIENTES QUE EL MALDITO MUNDO NO ESTÁ CONTIGO! Pero no lo haces, porque prefieres callar, prefieres tener una sonrisa superficial en tu rostro para que no se preocupen, y justo cuando intentas hablar de tus problemas vienen los “estoy ocupado/a” o si te llegan a escuchar, por alguna casualidad, te dicen “esas son las hormonas, eres adolescente, ya crecerás y se te pasará” pues no son las hormonas, nuestros problemas van más allá de que nuestros ídolos no han sacado temas nuevos, o que no tenemos dinero para un libro nuevo.

Nuestros problemas se basan en que nuestra autoestima va bajando cada vez más, hasta el punto de quedar bajo 0 completamente, y pensar como sería la vida de los demás sin ti, más fácil, mas difícil, en fin, el punto al que quería llegar era este, no estás sola, aunque te sientas sola no eres la única que pasa por esto, somos miles y miles que tenemos las mismas dudas, aunque cabe destacar que nadie es igual, las dudas siempre estarán allí haciéndote sentir inseguridad y temor, pero somos más fuertes que ellas, nosotras podemos más que una hojilla en las muñecas, un dedo en la garganta y una comida menos en el día.

-Nazareth Caraballo.

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